Tardeo – Tøxine
Caminando por un sendero soleado, el horizonte se distorsiona debido al calor que el suelo irradia, o quizás sea por las dos píldoras fluorescentes que encontró en el doble fondo de la mesilla esta mañana cuando despertó y que engulló junto al café antes de salir de casa.
El camino se torna infinito mientras sus pies, como si tuvieran vida propia, siguen la ruta que han recorrido incontables ocasiones. Un tenue sonido repetitivo e hipnótico le sirve de guía. Sus pasos le conducen hasta el parque, aquí la música y el bullicio colorean la atmósfera del atardecer.
Sin apenas darse cuenta, está rodeado de altavoces y gente bailando al ritmo de un bombo incesante, su estado natural.